martes, 1 de octubre de 2013

Algunas palabras sobre 'El muerto'




Origen del proyecto

El origen de este proyecto se remonta unos años atrás, cuando estuve investigando para un documental que giraba en torno a unos adolescentes que cometieron un crimen: un crimen horrible y cruel. Un crimen que no cometieron movidos por la rabia o por la consecución de algún objetivo, sino debido a un afán de llamar la atención, unido a la absoluta inconsciencia ante las consecuencias de sus actos y a una escalofriante incapacidad para empatizar con el dolor ajeno. Se trata de un tipo de violencia que nos aterra por su frialdad. Y que se nos muestra como un espejo grotesco de ciertas actitudes que, por desgracia, no nos son tan extrañas.

Debido a lo sensible del tema y a ciertas cuestiones éticas que me preocupan sobre el modo de narrar la historia en la forma en que creo que debería narrarse, decidí plantear la problemática en los términos de una ficción.


Fue precisamente mientras desarrollábamos esta historia para un guión de ficción con el escritor Daniel Jándula que apareció la idea de este cortometraje. Los adolescentes de la historia del documental se convirtieron en Leo e Iván. Leo, un chico cerrado y frío, a quien le cuesta empatizar con los demás y que sólo entiende las relaciones en términos de dominador y dominado. Iván, un chico con poca personalidad que seguiría a cualquiera que imponga un mínimo de autoridad sobre él. La expresión mínima de un régimen totalitario. Y para completar el triángulo, la madre de Leo: una mujer incapaz de conectar con su hijo; una relación que tal vez se encuentre en la génesis de la incapacidad de Leo para conectar emocionalmente con los demás.

Una vez establecidos estos personajes, era necesario encontrar algo que pudiera conmover a ese témpano de hielo en que habíamos convertido a Leo. Algo que fuera suficientemente intenso como para romper sus armaduras y poner a prueba su capacidad de conmoverse. ¿Y qué es más intenso que la muerte?

A partir de aquí, la historia tomó vida propia y los sentimientos que despertó el muerto en Leo nos sorprendieron a todos los que le mirábamos. Y creo que a él mismo, también.


Desarrollo del proyecto

El muerto se rodó con muy pocos medios. Invertí algunos de mis ahorros en el alquiler del material, que algunas compañías y particulares nos dejaron a buen precio o gratuitamente. En cuanto al equipo humano, fue una combinación de amigos y de profesionales reclutados a través de redes sociales, que trabajaron con una pasión y una implicación que cada día que lo pienso me hacen sentir más y más orgulloso y, sobre todo, agradecido (en especial, quiero mencionar a Pablo Lago, director de fotografía, a Míriam Herrerías, directora de Arte, a Oriol Font, director de producción, Ari Canals, ayudante de dirección, y a Juanjo Montañés, diseñador de sonido).

Los días de rodaje en exteriores fueron de los más fríos del año, a pesar de que la historia está ambientada a principios de otoño. Pero el espíritu de colaboración y de familia no desapareció, ni por parte del equipo ni de los actores.

Iván Vargas y Lluís Mansilla (Leo e Iván, respectivamente) entraron perfectamente en el juego y entendieron a sus personajes con una gran madurez. Y la colaboración de Pilar Sardà, en el papel de madre, completa el contrapunto de realismo y dureza al mundo de los chicos, aportando algunas de las escenas del corto que más encogen el corazón.

El proceso de edición ha sido largo. Decidí encargarme yo mismo de esta parte del proceso porqué sentía que debía ser algo íntimo y me gustaba la idea de trabajar como un escritor. Quería tener tiempo, dejar que las imágenes fueran encontrando su lugar, que el ritmo fuera corrigiéndose en cada visionado y en cada reedición. Espero haberlo conseguido.

La última fase del proceso creativo, que ha acabado de dar color y profundidad a la película ha sido el trabajo con Marc Marés, autor de la música original del corto. Marc, componente del grupo catalán Élena, y yo nos conocimos cuando estaba terminando mi formación como Realizador de Documental en la ESCAC. Él se encargó de la música de mi proyecto final: El sueño de Francia (un documental sobre Roger Ibáñez, que ahora es un autor consagrado en el mercado francés, pero que en aquél entonces luchaba por hacerse un nombre). Quedé tan contento con el resultado que, a los pocos meses, repetimos en el que fue mi primer trabajo profesional como realizador: El camionero, un documental de 30' producido por Paral·lel 40 para el programa Taller.doc de Televisió de Catalunya.

Estoy muy contento de haber recuperado la relación con Marc para este proyecto. Esta vez, teníamos como referente la banda sonora de Dead Man, de Jim Jarmsuch (Jarmusch ha sido un referente claro en este proyecto, como también lo han sido Jaime Rosales o Sofía Coppola), en la que Neil Young grabó una improvisación mientras visionaba una proyección de la película terminada. Partiendo de este concepto y recuperando ciertas sonoridades que ya habíamos encontrado en nuestras anteriores colaboraciones, Marc ha creado unas pequeñas (a veces son apenas tres acordes) y bellísimas composiciones con su guitarra para componer una banda sonora atmosférica, emocional y enigmática, que hace aflorar el subtexto de la película y hace crecer las imágenes, multiplicando su potencial y sentido.

Por último, no quiero dejar de mencionar a Carla, que estuvo a mi lado desde poco antes de que empezara el rodaje y que, para mi felicidad, no se ha movido de ahí desde entonces. El muerto no sería lo que es sin ella. Mi vida tampoco.

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